El pan ha sido durante siglos un elemento indispensable en la alimentación de numerosas culturas. Tenemos que remontarnos al Neolítico cuando el hombre comienza a triturar las semillas y cereales para después mezclarlo con agua. Esta masa se dejaba reposar dando lugar a una especie de torta que podemos denominar como el primer pan de la historia.
Desde entonces, el pan ha sido un alimento presente en todas las épocas y en gran parte de las culturas que se han desarrollado en el mundo. Los egipcios, griegos, romanos y, posteriormente en la Edad Media y Edad Moderna, han ido perfeccionando las técnicas de elaboración además de ampliar sus formas de consumo.
Actualmente, el pan es uno de los alimentos básicos de la dieta mediterránea. Se sitúa en la base de la pirámide alimentaria de una de las dietas más saludables, reconocida incluso por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Incluir en las comidas una ración de pan, y más aún si es integral, ayuda a equilibrar la dieta gracias a su aporte de hidratos de carbono, vitaminas y minerales. El pan se compone fundamentalmente por hidratos de carbono lo que aporta la energía a nuestro organismo para afrontar el día a día. En el caso de los deportistas su consumo retrasa la aparición de la fatiga. Además, se ha demostrado que el consumo diario de pan en el marco de una dieta saludable y equilibrada se asocia a una menor concentración de insulina en sangre además de ayudar a mejorar el perfil lipídico. Esto último se traduce en menores niveles de colesterol LDL (conocido como colesterol malo) y más elevados de colesterol HDL (o colesterol bueno). En esta línea, gracias a los bajos niveles de grasa que contiene, el pan nos permite aportar los hidratos de carbono que necesitamos cada día con una mínima ingesta de lípidos. Entre sus beneficios también destaca su alto contenido en fibra que ayuda a mejorar la digestión y el tránsito intestinal.
Por ello, podemos decir que el pan es un alimento que aporta grandes beneficios a nuestra dieta. En contra de las últimas corrientes que lo catalogan como un alimento perjudicial para la salud, el pan es elemento indispensable en un modelo alimentario, la dieta mediterránea, reconocido en todo el mundo como uno de los patrones dietéticos más saludables.
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